A pesar de eso, el éxito en la competencia más importante del continente quedó marcada por la tragedia de Heysel, sucedida en Bruselas el 29 de mayo de 1985. Algo inexplicable sucedió antes del partido y 39 inocentes víctimas perdieron la vida. Desde ese momento el fútbol no volvió a ser el mismo. Los equipos decidieron jugar igual el partido para recuperar el orden, y fue Juventus la que conquistó el trofeo. Un éxito sin festejos, que le permitió al club viajar a Tokio para jugar la Intercontinental. En la final el club venció a Argentinos Juniors por penales para consagrarse Campeón del Mundo. Vycpalek y Carlo Parola ayudaron a esa máquina bajo la presidencia de Boniperti. Luego tomó las riendas Giovanni Trapattoni en 1976. El entrenador de Cusano Milanino guió a la Juventus a una era de dominio a partir de la confianza en jóvenes italianos como Zoff, Scirea, Tardelli, Cabrini, Causio, Rossi, Gentile, Furino, Anastasi y Bettega. A partir de los 80, Boniperti pudo sumar extranjeros que aporten lo necesario, como el caso de Liam Brady, un inteligente volante irlandés que marcaba el ritmo, sobresalía asistiendo y convertía goles increíbles. Su último gol, de penal en Catanzaro le dio a la Juve su Scudetto número 20, el 16 de mayo de 1982. Así el club pudo sumar una nueva estrella a su camiseta. Los aficionados estaban encantados.